lunes, 19 de diciembre de 2011

Abrazos para todos y mucha fuerza para el 2012

En la escuela enseñan a sumar, restar, dibujar, hacer el pino, historia, geografía y mil cosas más. Lo que no recuerdo es la clase en la que te instruyen para saber mirar a alguien a los ojos, la lección que habla de la escucha, de ponerse en la piel del otro, la enseñanza sobre la importancia de una caricia, de un beso o las prácticas para saber dar un verdadero abrazo.

Porque más de una vez nos hemos encontrado con alguien que te da la mano con tal flacidez que tienes miedo a quedarte con ella colgando. Otras, aprietan tanto, que temes no tener suficiente musculatura para proteger tus preciadas falanges y los metacarpianos. También para esto se clama un poco de tacto y sensibilidad. Al igual que para un abrazo, respetando las distancias... bueno, mejor no las respetamos.

Antes, pensaba que sólo consistía en estrechar a alguien entre los brazos, con una leve presión, quizás alguna palmadita en la espalda y una rápida separación. Alguien sabio me enseñó que siguiendo un rígido protocolo nos perdemos la mitad. Aprendí que no hay tiempo ni medida para darlo, que hay que dejarse llevar, no incomodarse por la cercanía y respirar, sin contención. Sentirlo, porque sólo así fluye algo mágico entre los dos, sólo así lo estás dando, sólo así lo recibirás. El valor de un abrazo es tener el valor de darlo de verdad.

Me gustan los abrazos y los besos.

Pienso que tocarse es importante. La gran mayoría de la gente tiene prejuicios con los roces y evita esas cercanías. No lo han descubierto pero... Son alimento para el alma!!!!

Tengo la absoluta certeza de que hay que tocarse, así como suena. Hay momentos en que un abrazo dice más que un discurso o cualquier frase contundente. Cuando se toca a alguien, le estamos diciendo que le apreciamos, que le queremos, que puede contar con nosotros. 

Pienso que es  un gesto hermoso no sólo de aceptación sino de amor.

Soy de las que cree que un abrazo a tiempo puede curar las heridas más profundas, las ofensas más terribles, el dolor del olvido y el abandono. Estos contactos físicos tienen su código inscrito, como las miradas. Quien los recibe sabe cuando son mera formalidad o verdadera muestra de solidaridad y amistad.

Con los abrazos es muy difícil de mentir, los cuerpos tienen sus propios diálogos.

Las grandes curaciones vienen a través de esos contactos físicos. Un apretón de manos, un beso, y el abrazo, estoy segura, es el más curativo de todos.

Os deseo muchos abrazos para el próximo año… pienso que con ellos podréis afrontar grandes retos.

Mucha fuerza para el 2012.